Encuentro desencontrado

Iba en la micro camino a casa: cansada, enojada, con dolor de cabeza y ganas de dormir. Alvaretos se había bajado hace un rato en Pedro de Valdivia, y yo recién me había dispuesto a sacar los audífonos para escuchar música. Fue entonces cuando noté que adelante mío (y un poco abajo porque yo iba en el asiento de las alturas que me gusta) iba un ex compañero de hace mil años (12 para ser precisos), de cuando yo estudiaba en Concepción.
Minutos antes yo le había comentado a Alvaretos, así súper anexamente y como en un comentario al aire: "tengo muchas ganas de chasconearle el pelo al niño de adelante". Es que su pelo era como dorado, y me dio un impulso extraño de locura automática. Yo sólo quería formarle un remolino con mis dedos, y seguir con lo mío y él con lo suyo: durmiendo.
No le pude conversar por eso mismo: iba durmiendo. O casi. En realidad iba cabeceando brígidamente. Pobre, quizás qué mañana agotadora tuvo, o quizás una noche desenfrenada y candente con la novia (si es que tiene), o quien sabe. La cosa es que lo que sea lo dejó exhausto, porque por más que él quería levantar la cabeza y no dormir, la rebelde risitos de oro volvía a caer y bailotear al ritmo de los frenazos del chofer. Fue un espectáculo de lujo, y a sólo centímetros de mí.
(Pensamiento final)
A decir verdad ni siquiera sé si me hubiese atrevido a hablarle. Qué mentirosa soy. Sinceramente y conociéndome NO LE HUBIESE HABLADO JAMÁS. Con suerte me atreví a mirarlo cuando me bajé de la micro. Él seguía durmiendo, incluso cuando lo paparazié desde la esquina antes de cruzar la calle.
1 Comments:
Sólo opinaré una cosa sobre aqueSHo...
Los reencuentros con compañeros de básica son lo mejor del mundo, DEBISTE HABERLE HABLADO MUCHO 1313. jajajajajajajaa
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